|
Primero quiero darles las gracias
por sus oraciones, y quiero contarles que gracias a nuestro Señor Jesús y a
todos ustedes, mi familia y yo disfrutamos de las mejores vacaciones que hemos
tenido.
Se que no tengo que decirles esto, pero aunque estábamos lejos en
distancia, nuestras oraciones, mentes y espíritus estaban aquí con todos
ustedes, aquí en la iglesia. Después de haber oído estos preciosos testimonios,
quiero hablarles de que fue lo que hizo posible que sucedieran. Seguramente
podemos describir de muchas maneras lo sucedido, pero cuando llegamos al punto,
solamente existe una palabra que lo dice todo.
Existe solo una palabra que
lo describe todo, que da la mejor descripción, esa palabra es "Fe." Busquemos la
definición de esta palabra tan poderosa.
Hebreos 11:1 - Es, pues, la fe
la certeza que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Manteniendo
esta definición en mente, quiero que ahora busquemos en nuestras Biblia a Mateo
14:24-34. Vamos a examinar estos versículos detalladamente para ver como aplican
en nuestras vidas hoy en día.
Mateo 14:24-34 - Y ya la barca estaba en
medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25 Mas a la
cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los
discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: !!Un fantasma! Y
dieron voces de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: !!Tened
ánimo; yo soy, no temáis! 28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres
tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo
Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el
fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo:
!!Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le
dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron
en la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca
vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Lo
primero que es muy evidente aquí es que los discípulos se encontraban en una
gran dificultad. Ellos estaban siguiendo a Jesús y le estaban obedeciendo, pero
ahora se encontraban en lo que aparentaba ser una situación peligrosa, una
situación cual les podía costar la vida.
Ellos se encontraban en el medio
del mar y esta gran tormenta se desato. ¿A estado alguien aquí en una situación como
esta?, ¿Se a encontrado alguien aquí en una
situación o problema que aparenta no tener solución? Yo no se ustedes, pero yo
puedo decir que si.
Estoy seguro que si nos ponemos a pensar sobre estas
cosas todos podemos pensar de algo semejante en nuestro pasado, o quizás que
estemos pasando por algo semejante en este mismo momento.
Puede ser que
nos encontremos en el medio del mar en una barca que se esta hundiendo, y con
poca oportunidad de sobre vivir.
Puede ser que nos estemos preguntando
¿que pasara ahora? Como pudimos ver en los
versículos 25-26, ellos vieron a Jesús caminando sobre las aguas hacia ellos y
se asustaron. Ellos pensaron que era un fantasma.
Paremos aquí un momento
y vamos a analizar esta situación.
Este tipo de incidente ocurre en
nuestras vidas a diario. Empezamos siguiendo a Jesús y siendo obediente a Su
palabra.
Entonces nos encontramos en situaciones incomodas y oramos para
que Él nos ayude. Por supuesto Él siempre esta presente y nos da la respuesta,
pero en muchas ocasiones la respuesta es tan simple que nosotros actuamos tal
como los discípulos. Nos asustamos porque nos decimos "no puede ser todo tan
fácil." ¿Se puede acordar alguien aquí de una
situación similar? Estoy seguro que todos aquí podemos acordarnos de tres a
cuatro cada uno. Entonces decidimos "bien, lo tratare de esa manera", y
empezamos a resolver el problema con la respuesta dada por el Señor. En si
empezamos a caminar sobre las aguas. Pero al igual que Pedro, tomamos unos
cuantos pasos y nos sorprendemos de lo fácil que en realidad es la solución.
Quitamos nuestra mirada de Él, quien lo hizo todo posible y empezamos a mirar a
nuestro alrededor. Empezamos a mirar hacia abajo y a nuestro alrededor. No nos
vemos en victoria, si no nos vemos en medio de una gran tormenta.
Nos
empezamos a dar cuenta que la situación o dificultad es en realidad mucho más
grande y peligrosa. Nos asustamos; es entonces cuando llega el enemigo y empieza
a poner dudas en nuestras mentes. Se que no tengo que decirles esto, pero en ese
mismo instante es cuando nuestra barca empieza a hundirse; empezamos a sufrir
sin razón. ¿Por que nos hundimos? Porque quitamos
nuestra mirada de Jesús. Empezamos a darnos cuenta de todas las cosas
insignificantes, empezamos a dudar que Él es capaz de resolver cualquier y todo
problema. Al igual que Pedro empezamos a dar voces al Señor "por favor ayúdame,
me estoy ahogando." Nos da miedo porque lo que aparentaba ser una victoria fácil
esta a punto de ahogarnos. Pero nosotros servimos a un Dios todo poderoso,
servimos a un Dios lleno de gracia. Nosotros podemos dudar de Él en ocasiones, y
hasta a veces le podemos fallar, pero en cuanto le llamamos, Él esta a nuestro
lado dispuesto a darnos la mano y sacarnos antes de ahogar. Él esta ahí con su
mano extendida diciendo vamos que yo te sacare. Gloria a Jesús por Su gracia
infinita, gloria a Dios por su poder infinito, gloria a Dios por su perdón
infinito, gloria a Dios porque Él es digno de toda alabanza.
Nosotros le
fallamos y dudamos, pero Él siempre esta presente para restaurarnos. Él siempre
esta presente lleno de amor para confortarnos. Él siempre esta presente para
darnos esa paz que tanto deseamos. Él nos ha sacado de entre la poderosa y
destructiva tormenta cual es el mundo. Él nos ha apartado para que no tengamos
más sufrimiento. Para que tengamos vida eterna y vivamos en su
Reino.
Nosotros le fallamos, pero Él nunca nos falla. En esos momentos
cuando pensamos que no existe nadie quien nos puede ayudar, Él hace exactamente
lo que necesitamos. Los problemas desaparecen y las preocupaciones se
desvanecen. Lo que ante era una tormenta para nosotros ahora no es más nada que
una simple brisa. Una brisa refrescante que nos conforta. Las olas poderosas que
azotaban nuestra barca ahora no son mas nada que un bello rocío que nos
refresca. No existe mas la tormenta, y nunca existirá una tormenta mientras
mantengamos nuestra mirada fija en Jesús. Las cosas pueden aparentar malas,
situaciones pueden lucir feas, pero si nos mantenemos firmes en nuestra fe, si
no quitamos nuestra mirada de nuestro Señor, las tormentas se calman. Los
discípulos llegaron exactamente a donde ellos iban sanos y salvos. Jesús le guío
hasta allí. Él nos esta guiando igualmente hoy en día. Él nos esta guiando a que
vivamos en el Reino de Dios. Él nos esta guiando lejos de las tormentas. Él esta
derramando Su amor y bendiciones sobre cada uno de nosotros. Hermanos hemos
llegado al lugar exacto donde Él nos quiere. Hemos llegados sanos y salvo porque
Él lo a querido así.
Para concluir. Quiero dejarles con estos
pensamientos finales; la fe es lo único que hace nuestro mundo
girar. Nuestra fe no pude flaquear en ningún momento. No podemos dudar nunca
que Él esta presente en todo tiempo, en todas las cosas que hacemos. Él esta
presente para guiarnos y ayudarnos no importa cual sea la situación. Nosotros
podemos ver una situación o problema como algo que no tiene solución, y quizás
para nosotros solos si lo es, pero no para Él. Cuando nos encontremos en esas
situaciones, cuando las olas estén azotando nuestra barca y todo aparente estar
perdido, es hora de mirar hacia el horizonte y verle acercar. Es hora de dejar
atrás toda duda y empezar a caminar hacia Él por encima de las aguas. Es hora de
decir "que día tan lindo."
Pastor Jose R. Hernandez |
Nenhum comentário:
Postar um comentário